En este cuadro se representa el momento en el que María se comprometió con José. Centran la composición el sacerdote y los prometidos que se dan la mano. Les rodean un grupo de hombres que, de acuerdo con la narración de los evangelios apócrifos, son los demás pretendientes de María, todos llevan una vara, pero sólo la de José está florecida, símbolo del que ha sido elegido esposo de María por el Espíritu Santo. El fondo está definido por una arquitectura de estilo clásico con un pórtico de arcos de medio punto que deja entrever el interior del templo. Esta arquitectura y el tratamiento de la perspectiva son rasgos propios del Renacimiento.