La Bodega, como se conoce a este singular edificio construido en 1911, se convirtió a lo largo del pasado siglo XX en un lugar emblemático, referente en la comarca como tienda de ultramarinos por sus productos de alta calidad y, principalmente, por la variedad de quesos que ofrecía, entre los que destacaba el Queso de Flor, considerado la joya gastronómica de Canarias. Por su ubicación privilegiada, a la entrada de la ciudad, se hizo también parada obligatoria y atracción turística para los visitantes, turistas y personajes ilustres del mundo de las artes y la política que llegaban al casco histórico de Guía.