Este elgante retrato es, sin duda, uno de los mejores pintados por Miguel Jacinto Meléndez de la reina Gabriela de Saboya. En él se combinan elementos barrocos con novedades de la retratistica francesa importadas por los pintores llegados a la corte de Madrid. El retrato está pintado coincidiendo con el nombramiento de Meléndez como pintor del rey Felipe V.