El maestro Mateo construyó un coro, situado en la nave central, de la que ocupaba sus cuatro primeros tramos. En 1604 fue derribado para dejar sitio a la construcción de una nueva sillería. Muchas de las piezas fueron reutilizadas como material de construcción y relleno en obras que se realizaban en la catedral compostelana en esa época, otras se recolocaban en nuevas ubicaciones o se perdieron para siempre. No fue hasta el siglo XX, cuando se recuperaron varios elementos del conjunto, gracias a las excavaciones arqueológicas que se llevaron a cabo en la basílica y en la escalinata del Obradoiro. En total, daba cabida a setenta y dos capitulares.