Se trata de unas láminas de hojaldre rellenas –de merengue, nata, crema pastelera, cabello de ángel…- muy típicas en las confiterías españolas. Un postre posiblemente influenciado por árabes y franceses, pues ambos dominan el arte del hojaldre y el calado de ambas culturas en la gastronomía española es más que significativo.