Hace más de 3000 años, ya había mineros horadando Sierra Morena buscando los metales atrapados en el subsuelo. Este bloque de piedra dura y oscura (diorita) se pulimentó hasta dar forma al mazo, que tiene una hendidura para fijar el mango.
El mazo serviría para triturar las rocas y abrirse paso hasta los filones para la extracción del mineral, y fue localizado en el yacimiento argárico del Castro de la Magdalena, cercano a Cástulo.