La escena describe el paso de una carreta tirada por seis bueyes, la acompaña un gaucho montado a caballo y la sigue otra carreta por detrás. A la izquierda se divisa un rancho, con dos mujeres que se asoman a la entrada, y un caballo blanco atado al palenque. Todo este primer plano se completa con la descripción de árboles y especies vegetales de la zona. En un segundo plano se divisa el perfil de la ciudad de Montevideo y algunos barcos fondeados en la bahía. Más lejos se ve el monte que dio origen al nombre Montevideo y una perspectiva aérea del horizonte crepuscular. Este óleo describe con atención y detalle tanto el paisaje como las costumbres gauchas del Río de la Plata en el siglo XIX.