Montse empezó trabajando en el negocio de su familia, Can Batista, a los 13 años. Poco después se trasladó a Barcelona donde aprendió a cocinar en el restaurante de su hermana mayor. Estando allí comenzó su historia de amor con Josep, un amigo del pueblo, con el que poco después se casó. ¡Cómo imaginar entonces que sus hijos no solo iban a seguir sus pasos en el mundo de la hostelería sino a alcanzar reconocimiento mundial!