Esta imagen es un buen ejemplo del interés particular mostrado por Lameyer a lo largo de su carrera en temas árabes, un interés que desarrolló con gran éxito y en su estilo muy personal, a la sombra de la moda de Oriente difundida por su contemporáneo Mariano. Fortuny, con quien viajó a Marruecos en 1863, luego visitó Argelia, Egipto y el Medio Oriente. Allí, Lameyer, como tantos otros artistas europeos de la época, quedó profundamente impresionado por el colorido exotismo de estas naciones y sus costumbres, que luego serían los temas favoritos de sus aceites.