Vaso cerámico globular realizado a mano. Conserva una pequeña asita que arranca del borde y no se ha conservado la otra que tendría enfrentada, aunque actualmente la pieza se encuentra por completo restituida. Presenta borde recto, invasado y continuo; asa de tipo anular, de posición normal y de sección oval, con perforación circular en la parte superior, justo en su unión con el borde. Como decoración, un engobe rojo de almagra (colorante rojizo obtenido del óxido de hierro) de bastante espesor y además del engobe, presenta decoración incisa de motivos geométricos. En el centro del vaso hay una banda de cinco líneas paralelas en una especie de zig-zag; otra banda de incisiones de líneas rectas se disponen también de forma paralela y cercana al borde. Finalmente, desde el borde arrancan hacia abajo una serie de líneas incisas, paralelas entre sí, esta vez trazadas de forma perpendicular a la anterior banda con la cual se unen. El borde y las asas también presentan decoración de líneas incisas. Esta técnica decorativa era conocida en etapas anteriores, pero no había sido nunca claramente fechada en yacimientos neolíticos. El Neolítico Medio se caracteriza por el gran auge de las cerámicas incisas y a la almagra, que alcanzan una excelente calidad, como bien se puede apreciar en esta pieza, que es un ejemplar muy representativo de este tipo cerámico. La invención de la cerámica está ligada a la llamada Revolución Neolítica, cuando con el paso de sociedades recolectoras a sociedades productoras empiezan a producirse excedentes. Los recipientes cerámicos se hicieron necesarios fundamentalmente para almacenar el excedente que se produce con la práctica de la agricultura. La pieza se adscribe al Neolítico Medio, en torno al V-IV Milenio a.n.e.