"Nomina stamenon"

El Imperio bizantino con capital en Constantinopla, la antigua Bizancio, tuvo una larga trayectoria que se inició en el año 395, con la división del Imperio romano entre los hijos de Teodosio, y acabó en 1453, cuando el último emperador fue vencido por los turcos otomanos. Habitualmente la imagen y el nombre del soberano presidieron los diseños monetarios, pero la religión cristiana tuvo una importancia cada vez más fuerte, y la autoridad divina se representó a menudo en el anverso de las monedas. En este ejemplar acuñado a nombre de Miguel VII aparece en el anverso el busto de Cristo, levantando la mano en actitud de bendecir. En el reverso se grabó el busto de frente del monarca, sosteniendo el lábaro y el globo con la cruz, símbolos de su poder. La leyenda, en escritura griega, hace referencia al nombre y a los títulos del monarca.