El virtuosismo de los orfebres de la región de Tumaco en la costa colombiana del Pacífico se evidencia en este adorno para la nariz. Su reducido tamaño no fue impedimento para que el maestro orfebre pudiera unir alambres entorchados, perfectas esferas miniaturas, alargadas láminas de oro en una perfecta combinación junto con una especie de corona martillada en platino. El orfebre pudo mantener todo esto junto gracias a un perfecto control y conocimiento sobre las propiedades de los metales y las temperaturas exactas del fuego utilizado para unir las diminutas partes. Para la gente prehispánica de la región Tumaco, la combinación de los colores plateados y dorados sin duda era esencial como símbolo de alguna representación cosmológica. En los ríos y aluviones de la costa pacífica colombiana el oro se encuentra junto con el platino en abundancia. Estos pueblos aprendieron a manipular estos metales y usaron el platino para conseguir los visos plateados que sus vecinos de Nariño o del sur, conseguían con el trabajo de la plata. JSS