Ánfora de cerámica -tipo Dressel 20D- de cuerpo globuloso con fondo puntiagudo y de cuello corto y estrecho de forma troncocónica, en el que van insertadas dos asas, enfrentadas, macizas, de sección redonda que forman un ángulo inferior a 90º C. Tiene borde triangular suavemente ranurado en el interior, labio redondeado y la marca de alfarero -AGRICOL- en la parte superior de un asa. Su superficie presenta abundantes concreciones marinas. Se usaba como contenedor de aceite de oliva para transporte y almacenamiento. La Administración de Roma supo dar a cada una de sus provincias las especializaciones económicas relacionadas con sus propios recursos. El aceite de oliva del valle del Guadalquivir se sitúa en primera línea de los productos exportados. Este comercio se vio favorecido por la navegabilidad del Betis, a su paso por Sevilla, Córdoba y Écija. El sistema de recolección del aceite se hizo a través de un proceso de reagrupamiento a lo largo del río. Una larga cadena de fábricas de ánforas es testimonio de esta actividad permanente relacionada con una organización racional del comercio de exportación. Este tipo de ánforas fueron los envases elegidos por las comunidades de las riberas del Guadalquivir para transportar el aceite de oliva que producían. Los alfares se suceden en Andalucía en un recorrido de unos 160 Kms. a lo largo del río, con una intensidad progresiva desde abajo hasta arriba y con una regularidad que demuestra el aumento de la producción del aceite, a medida que se remonta el río en dirección a Córdoba.