Estos árboles son los claros dominadores del paisaje, siempre y cuando no se encuentren en condiciones muy extremas. Colonizan y acaparan grandes extensiones. Desde la antigüedad, el hombre ha intervenido en el paisaje arbóreo modelando el que tenemos en la actualidad, y, por ello, ha desplazado muchas marinas de acebuche y lentisco, y los ha sustituido por viñedos y cultivos de olivos.