La aparición de la Virgen a Juan Diego en diciembre de 1531 dio inicio a uno de los cultos religiosos más extendidos de los reinos hispánicos. Como advocación fue impulsada por los criollos y el clero secular, tanto, que en 1663 se solicitó por primera vez a la curia romana un festivo y rezo propio. En 1737 la Iglesia declaró a Guadalupe patrona de la Ciudad de México, estableciéndose su fiesta el 12 de diciembre y para 1754, se la declaró patrona del reino de la Nueva España.