Maestro pastelero, en su escuela en Petrer, un pueblo de Alicante, se han formado algunos de los mejores pasteleros actuales.
Torreblanca recaló en París con 12 años -“mi padre me envió a trabajar a casa de monsieur Jean Millet, el mejor obrador de Francia”. Esa estancia marcó una filosofía de trabajo que lleva medio siglo poniendo en práctica y enseñando a sus alumnos en su escuela, donde, junto a su hijo Jacobo, intenta transmitir “el amor a la profesión, a la materia prima de máximo nivel, y la búsqueda de la recuperación de los sabores. Es decir, la esencia de la pastelería tradicional actualizada siendo fiel a las raíces”.
Un maestro de trayectoria impecable y mucho que seguir contando, cuyo nombre saltó más allá del entorno culinario cuando el entonces príncipe Felipe -hoy rey de España- le encargó su tarta nupcial.
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