Villegas representa en esta escena todo el lujo y suntuosidad de la Venecia renacentista con gran minuciosidad y rigor histórico en el estudio de los brocados, terciopelos, objetos y arquitectura. En el centro de la composición aparece la figura de un paje con calzas de color rosa y jubón dorado portando sobre un almohadón una corona de laurel y precediendo la pequeña comitiva de pajes. Destacan la dulce expresión de este personaje o las delicadas actitudes de los otros dos niños, que crean una tierna y encantadora atmósfera. La meticulosidad con que detalla toda la obra delata que esta tela, a pesar de nacer como un estudio preparatorio para el gran lienzo de El Triunfo de la Dogaresa, fue terminada por Villegas como una obra autónoma.