El tráfico de esclavos fue una de las actividades más lucrativas para los europeos en los siglos XVIII y XIX, en el llamado «comercio triangular», que conectaba los mercantes africanos con los americanos y europeos.
Con la abolición de la esclavitud y la supresión del tráfico legal, el tratado bilateral firmado con Inglaterra en 1820 otorgaba a este país la misión de vigilar, perseguir y capturar los barcos que practicaran este comercio clandestino.
El exvoto representa la persecución de una corbeta española cargada de esclavos por parte de un vapor inglés, en aguas de Guinea.