Las obras de Llanos Valdés a pesar de su tono ecléctico y la inspiración en fuentes grabadas o en la producción de pintores contemporáneos, presentan una personalidad definida, unos rasgos físicos característicos de sus personajes, que las hacen claramente identificables.
Este San Jerónimo, firmado y fechado en 1665, pertenece a la etapa de plenitud de su producción. Su expresión arrepentida y emotiva nos manifiesta su actitud penitente. Sobre un fondo de paisaje, el santo aparece de medio cuerpo con el torso desnudo y el capelo cardenalicio sobre las ramas de fondo. Una serie de atributos lo identifican como doctor de la Iglesia, ya que fue el traductor de la Biblia a varios idiomas y exégeta. Los libros, las gafas, el tintero y la pluma nos revelan su actividad intelectual. El crucifijo y su rostro, transido de dolor, nos indica su dedicación a la oración y la penitencia.