Finalizada la Batalla de Lepanto, don Juan de Austria, en señal de agradecimiento por la ayuda recibida por el Patrón de España, envió a modo de ofrenda una serie de piezas, entre las que se encontraban, "muchas insignias, estandartes militares y pendones, y muchas cosas de guerra, como armas distintas y armaduras y muchos equipos de gran valor y mucha fama". El conocido como Gallardete de Lepanto sería el único de estos objetos que ha llegado a nuestros días.
Se trata de un tejido de lino de diecisiete metros de largo decorado al temple con coloristas escenas y blasones. Comenzando la descripción por la parte superior del Gallardete se represena, sobre fondo de tres franjas: roja, oro y azul: un Calvario, un Trono de Gracia, el León de San Marcos (Venecia), el blasón imperial de la Casa de Austria, el Grifo (Génova), las imágenes de San Juan Evangelista, Santiago (ataviado como Peregrino) y San Juan Bautista, el escudo de Castilla y el de la Casa de Saboya.