Esta obra fue presentada por Juan Luís, junto con cuatro retratos, para la Exposición Nacional de 1920, obteniendo la primera medalla por esta pieza. Desde la Capilla de Sancti Spiritus pasó a la de la Comunión, donde permaneció abandonada en su tribuna hasta principios del siglo XXI.
En la tabla central, se representa la Llegada del Espíritu Santo. La imagen está centralizada por María entronizada enmarcada por una arquitectura neogótica y acompañada por once apóstoles, que se caracterizan por una cuidada individualización en sus rostros, actitudes y vestiduras. Estas figuras son testigos de la Llegada del Espíritu santo en forma de paloma nimbada. Al fondo aparece representado un frondoso paisaje.
En la tabla de la izquierda se representa a Santa Isabel de Portugal y en la de la derecha, a San Francisco de Asís. Se trata de dos santos relacionados con la peregrinación a Compostela. De hecho, en el panel izquierdo, se representa el momento en el que la Rainha Santa llega a Santiago en 1326, con la reina encuadrada por un escenario propio de la ciudad y su catedral, con el cuerpo central del Pórtico de la Gloria como fondo inmediato y, detrás de todo la figura del Pico Sacro. Isabel se ha despojado de su corona que porta sobre un cojín, con la intención de ofrecerla a Santiago, tal y como narran las crónicas sobre su primera peregrinación.
En los últimos años del siglo XX la obra se incorporó a los fondos de la Catedral en espera de una restauración que fue posible gracias al mecenazgo de Abanca.
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