La portada de Platerías constituye un auténtico palimpsesto en piedra. Fue sometida a alteraciones y cambios de planteamiento desde sus inicios. Frente al proyecto inicial, desde fecha temprana se añadieron elementos procedentes de otras portadas, tal como queda reflejada en la descripción que hace el Calixtino, en la cual podemos identificar ya escenas de diversa procedencia.
En época medieval esta portada se verá sometida a tres procesos de restauración: la primera tendría lugar tras el incendio de 1117; la segunda estaría destinada a dotarla de mayor monumentalidad, entre 1188 y 1211; la tercera durante el pontificado de Alonso de Fonseca II, cuando se añadirá una torre en su flanco oriental.
La construcción del claustro renacentista y el desmantelamiento de la puerta Francígena, en 1757 y 1758, con el consiguiente traslado de esculturas, terminarán por otorgarle ese aspecto de gran puzle monumental que observamos en la actualidad.