Este otro retrato de Vázquez Díaz es una obra de grandes dimensiones con una composición que nos recuerda a los retratos reales ecuestres de la pintura del barroco español y europeo. Es una exaltación del héroe, del conquistador, que enlaza directamente con el tema de la hispanidad, que plasmaría, anteriormente, con gran esplendor y maestría en los frescos de La Rábida.