La obra presenta a un hombre joven en actitud melancólica, que apoya su brazo derecho sobre un cojín rojo, mientras se sostiene la cabeza con el puño cerrado, el cual se muestra con la mirada perdida, como ensimismado en sus pensamientos. Al fondo, una tela de cierta inspiración oriental, cierra la perspectiva. El autor, José Dabrio, fue alumno de José Fernández Alvarado y discípulo y admirador de Daniel Vázquez Díaz, lo firmó en 1921, en el contexto de su formación en la Academia de Pintura de Huelva.