Hans Baldung Grien fue el discípulo más aventajado de Durero. Esta obra es el único retrato femenino que ha llegado hasta nuestros días. La influencia de otro gran maestro alemán, Lucas Cranach, el Viejo, resulta evidente en detalles de la vestimenta y en los adornos de la mujer, como el sombrero con plumas y el tocado de hilos de perlas del cabello. Sin embargo, resulta un retrato absolutamente enigmático en el que todas las identificaciones propuestas por los historiadores se han rechazado. Actualmente, la tendencia es que probablemente se trate de una representación abstracta, de una imagen ideal o de una personificación, más que del retrato de un personaje concreto.