Esta obra tiene un importante valor testimonial pues evoca una etapa de la vida de Goya. Se trata de un magnífico retrato del jesuita que protegió al pintor en su casa de la brutal persecución que Fernando VII llevó a cabo frente a todos aquellos que se opusieron a su absolutista manera de gobernar el país. Realizado con enorme simplicidad, la ausencia de color es casi total destacando el volumen y la densidad de la pincelada. Sobre un fondo muy oscuro sobresalen la claridad del rostro y las manos del personaje, así como el color rojo del libro que lee. Duaso transmite fuerza, seguridad y firmeza.
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