Retrato que forma parte del conjunto de siete cobres que el artista ejecutó con motivo de la boda de su hijo, Francisco Javier con Gumersinda Goicoechea. Javier Goya, nacido en 1784, fue el único que sobrevivió de los siete hijos que tuvieron el pintor y su mujer Josefa Bayeu. La pintura muestra a un joven Francisco Javier, de diecisiete años, cuyo rostro refleja una expresión melancólica y triste.