Sugestivo retrato de la esposa del pintor que, de espaldas, gira la cabeza hacia la izquierda y muestra su rostro. La mano derecha sujeta un pañuelo que suavemente deja caer. Su actitud, un tanto forzada, y su mano abocetada contrastan con el minucioso y esmerado dibujo del semblante y espalda, donde las veladuras son de pulcra factura. Sobre el fondo, totalmente oscuro, resaltan las facciones y el hombro izquierdo, zonas donde el artista concentra toda la luz.
La figura respira cierto aire de seducción. La sencillez con la que Domínguez Bécquer logra captarla induce al dialogo entre el espectador y la dama, creando una atmósfera de intimismo que envuelve al cuadro en un halo romántico, muy del gusto de la época.