Sobre un fondo neutro y oscuro, destaca la imagen de un pintor que, visible hasta casi la cintura, trabaja en un cuadro del que sólo percibimos el bastidor. Sujeta con firmeza el pincel en la mano derecha, misma que descansa en el tiento que, a su vez, queda apoyado sobre el borde del lienzo. Se trata de un hombre de mediana edad, dispuesto de tres cuartos, en perfil derecho, con la mirada dirigida hacia el frente pero sin encontrar la mirada del espectador. De rostro cuadrado, luce ya poco cabello, el cual, aunque oscuro, sólo le cubre la parte superior de la cabeza y las sienes, pero en la nuca queda más largo y unido, a manera de coleta. Tiene frente amplia, orejas grandes, ojos café oscuro bajo cejas pobladas, amén de pómulos bien marcados y una recia nariz de grandes aletas; su boca de labios regulares queda enmarcada por el bozo que corre por la zona del bigote y que cubre casi toda la barbilla y las mandíbulas. Viste un saco café oscuro del que asoma por el cuello lo blanco de la camisa o de un pañolón que se anuda al frente a manera de corbata. Un pálido resplandor por el lado derecho aísla su cabeza de lo oscuro del fondo.