En este retrato de Lucia Monti, esposa del pintor, con perro, el centro de la composición está dominado por la figura de la retratada con un elegante y ceñido vestido gris plata, en una seductora y relajada actitud, apoyándose, desenfadada, sobre un gran cortinaje. Villegas utiliza en la composición una paleta de tonos cálidos y una marcada verticalidad enfatizada por la figura de Lucía Monti y el gran cortinaje sobre el que se apoya. Como contrapunto a la misma, el diván y el galgo, que aparecen a ambos lados de Lucia.