El 10 de enero de 1926, muchas personas se vistieron con sus mejores galas para asistir, en Sitges, al homenaje a Santiago Rusiñol (Barcelona, 1861 – Aranjuez, 1931),, impulsado por los intelectuales catalanes que contó con la presencia de numerosos representantes de las generaciones modernista y novecentista.
El acto central y más multitudinario del programa se desarrolló al pie del monumento a El Greco, donde Josep Maria de Sagarra (Barcelona, 1894-1961) leyó un elogio de Rusiñol y acto seguido el nieto del pintor le hizo ofrenda de un ramo de laurel y encina de hierro forjado.
Otro de los presentes recibidos por Rusiñol durante el día fue este espléndido dibujo al carbón que el comité de honor del homenaje encargó a Ramón Casas. La venerable imagen que nos ofrece Ramon Casas de su amigo contrasta bastante con un par de retratos de Rusiñol que se encuentran, también, en esta estancia y que fueron realizados muchos años antes, cuando el artista aún era joven y tenía muchos proyectos por delante. El primero corresponde a los años de París y lo realizó en 1892 MT Müller, un compañero de la Académie de la Palette. El segundo fue dibujado por el mismo Casas durante una visita a Madrid en 1904.