Este personaje es retratado por debajo de las rodillas y sentado en un bello sofá tapizado de raso floreado. Viste levita oscura, chaleco amarillo y pantalón blanco. De rostro joven y barbado, frente despejada y semblante amable, cruza las piernas elegantemente, apoyando en una de ellas su mano derecha. En la contraria, la más cercana al espectador, luce una llamativa sortija muy de moda en la época por tierras inglesas, que era denominada “del ojo de la amante”, y que solía esconder una misteriosa historia de amor que no podía o debía ser salir a la luz. Como símbolo de su alta posición social, el personaje luce también un costoso broche de diamantes en forma de flor prendido en la camisa.
Esta obra está considerada como uno de los retratos masculinos más elegantes pintados por Esquivel.