Spratling expandió su empresa con el propósito de exportar sus piezas, asociándose tanto con mexicanos como con estadounidenses. La compañía fue nombrada Spratling y Artesanos S.A., aunque la tienda continuó llamándose Taller de Las Delicias. Este ambicioso proyecto llevó a la quiebra a Spratling. En 1945 perdió el control de la empresa, viéndose obligado a renunciar como director.