En la década del sesenta, el artista peruano Jorge Eduardo Eielson (Lima, 13 de abril de 1924 – Milán, 8 de marzo de 2006) inició un proceso de experimentación con materiales aplicados al lienzo. La tensión, pliegue y torcedura de ciertos elementos —en ocasiones prendas de vestir— dio paso al trenzado de nudos en y sobre la tela. El nudo, gesto manual atávico, cobró un lugar central en el imaginario del artista, quien se vinculó de modo consciente con la tradición precolombina al referirse a ellos como ‘khipus’. Los primeros khipus de Eielson responden a series consecutivas y unidades monocromas concebidas como estructuras que buscan llegar a una cierta integración espacial. Este sistema de notación personal a partir de nudos se fue expandiendo progresivamente, hasta asumir la forma de esculturas, proyecciones en el espacio a modo de instalaciones o elementos que envuelven el cuerpo de distintas modelos femeninas en performances orquestadas por el artista en espacios urbanos.