El asta de ciervo fue una de las materias primas con la que se realizaron puntas de proyectil a lo largo del Paleolítico superior. Al igual que las puntas de piedra, se pensaron para ser unidas a un astil de madera y convertirse en armas arrojadizas de gran precisión. La base, en forma cuña o bisel y con líneas grabadas facilitaba su enmangue al asta mediante resinas y fibras vegetales o hilos de tendón. En el Magdaleniense fueron el arma de caza por excelencia.
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