Rafael Beltrán, vendedor de máscaras
De la serie: "La sociedad del espectáculo"
Mi papá fue uno de los primeros vendedores de máscaras en México. Yo lo empecé a acompañar desde que cumplí 11 años. Tengo un taller en mi casa.
Nosotros hacemos las máscaras. Se venden entre 20 y 400 pesos, dependiendo del terminado y la complejidad de cada una.
A la gente le gusta comprar máscaras por jugar, son muy vistosas, y la gente se siente diferente cuando se las pone. Es como una transformación instantánea. Hace algunos años había un hombre que siempre me compraba la máscara del luchador estelar de la función. Y luego se iba a un rincón en el pasillo, se paraba ahí, y la gente llegaba a pedirle su autógrafo; estaba grandote y hasta eso, sí parecía luchador. Lo hacía cada semana, durante medio año. Hasta que lo vieron los de seguridad y le prohibieron hacerlo.
Yo entrené lucha libre pero no subí de peso, y tenía otras obligaciones, así que lo dejé Yo peleaba con máscara. Las máscaras son increíbles. Cuando era rudo, me ponía la máscara y me sentía potente, como Superman, me cambiaba el estado de ánimo. Me sigue encantando la lucha, incluso, los sábados veo la función en la tele.