Rafael Sandoval heredó la pasión por los toros de su abuelo Coque, y llegó a tomar la alternativa alejándose temporalmente del negocio familiar. Pero ante la repentina muerte de su padre, se retiró de los ruedos para implicarse en el negocio familiar y hacerse cargo de la bodega. Rafael ha sido elegido mejor sumiller 2018 por la Academia Internacional de Gastronomía.