Francisco Ciscar, jefe de escuadra de la Real Armada Española, participó en el cartografiado de las costas para el Atlas Marítimo de Viente Tofiño y escribió más tratados como la Cartilla de Artillería de Marina en 1830 ya póstuma. En 1791 se publicó en Madrid sus Reflexiones sobre las máquinas y las maniobras de uso de a bordo que supuso un gran avance para la construcción naval entre los siglos XVIII y XIX.
Su contenido está dividido en tres partes; la primera trata de las máquinas, la segunda de la aplicación de algunos principios de mecánica a maniobras y la última los movimientos de los buques que había estudiado el guardiamarina Jorge Juan veinte años antes.
Fue un texto que sirvió para la formación de los ingenieros de marina con riguroso lenguaje físico y matemático que analiza y explica los fundamentos y el uso de todos los elementos que completan y arman un barco de guerra.