La reliquia del brazo del mártir san Cristóbal llega a la catedral compostelana en 1543 de la mano del Cardenal D. Gaspar de Ávalos, pero sin contar todavía con un relicario donde ser depositada. Este será encargado treinta años más tarde por el Cabildo a Juan de Arfe, descendiente de una estirpe de orfebres renacentistas con taller en Valladolid. De hecho, su padre, Antonio de Arfe, está trabajando de forma paralela en el pedestal de la Custodia procesional también para la catedral de Santiago.
El relicario está formado por dos partes: el brazo extendido, cubierto por una ropa de marcados pliegues y rematado por una mano de gran realismo, y una alta base triangular con decoración vegetal.