La tumba del Apóstol adquiere gran importancia para la monarquía desde muy pronto, prueba de ello son los numerosos privilegios y donaciones que recibirá a lo largo de la historia, como por ejemplo la llamada Cruz Compostelana ofrendada por Alfonso III el Magno en el año 827, robada de la Capilla de las Reliquias en el año 1906 y que, desgraciadamente, nunca se ha recuperado.
Se trata de una Cruz Quadrata o cruz griega, tipo muy habitual en su época – que deriva de la Cruz de Gala Placidia conservada en la catedral de Brescia – y que sigue el modelo de la Cruz de los Ángeles de Oviedo, donada en el 808 por Alfonso II el Casto.
De la desaparecida Cruz Compostelana han llegado a nuestros días, además de las referencias citadas, grabados, fototipos y fotograbados que han permitido la realización de sendas reproducciones, de las cuales una, realizada por el platero Ricardo Martínez, ocupa el puesto que correspondería al original en el nuevo retablo de las Reliquias que realizó M. Magariños tras el incendio que, en 1921, destruyó el retablo manierista de B. Cabrera.