Republican roman portrait

Retrato de un personaje de edad avanzada cuyos rasgos fisonómicos denotan la capacidad del escultor para reproducir el intenso dramatismo de la expresión. Presenta el rostro completamente rasurado, con la frente surcada por cinco arrugas horizontales que casi enlazan con las de las sienes y los ojos, y en el que la connotación pictórica del iris y la pupila incisas en el globo ocular incrementan la intensidad de la mirada. Las mejillas hundidas y la piel del cuello, flácida y colgante, marcan aún más su senectud. En el rostro, muy deteriorado, han desaparecido por completo la nariz, los labios, la barbilla y las orejas, prolongándose los daños por la zona del cuello. El retrato republicano se evidencia en un realismo implacable y proclive al análisis exhaustivo de los menores detalles del rostro tan del gusto de las clases medias-altas de finales de la República, con el que se relacionan también la tendencia a resaltar la estereometría de los volúmenes y la dureza del modelado. Nos recuerda en algunos aspectos una de las influencias de la retratística romana, las "imago maiorum". Tras el fallecimiento, un escultor extraía un vaciado del rostro del cadáver y un positivo en cera del mismo. Esta mascarilla engrosaba la colección de imágenes que cargaban de prestigio y abolengo a la familia y formarían parte del cortejo y festividades del culto doméstico a los dioses lares, manes o penates.