Sentada de frente a su piano y con unas partituras en las manos, Ángeles parece hacer una breve pausa para dirigir la mirada al espectador. La Disposición geométrica de la línea de sus cabellos y el ´valo perfecto de su rostro emulan las imágenes femenidas de Rafael. El soberbio vestido negro de seda que porta resalta la blancura de su rostro y sus manos, finalmente delineados, así como la de los encajes con listones rosados que adornan las mangas del vestido. Al fondo a la derecha entre el piano y la cabeza de Ángeles, una columna estriada sirve de baamento a una escultura de la musa. Euterpe tocando el arpa con un vilí a sus pies, en la clara referencia a la afición musical.