Desde el siglo XVII, en la Nueva España se desarrolla un género pictórico conocido como “monjas coronadas”, que representaba la consagración de las religiosas tras su periodo de noviciado. En México hay colecciones importantes de estos retratos en el Museo Nacional el Virreinato o el Museo de Santa Mónica en Puebla. En la colección del Museo Franz Mayer, además de esta obra se cuenta con el retrato de Ana Francisca de la Encarnación de realizado en 1751.
En este lienzo podemos ver que la joven porta una corona de flores, un cirio, un libro en la mano y como atributos propios de la profesión de votos a perpetuidad. La nueva monja de la Orden Carmelita se presenta con la cabeza baja, en actitud sumisa y humilde como señal de la total renuncia a su vida y su entrega a Dios.