Franz Von Lenbach fue uno de los llamados malerfürst o “artista príncipe" de Múnich. Como muchos de los malerfürst, Lenbach provenía de una familia obrera. En 1852, presionado por su padre, ingresó a Escuela Politécnica de Augsburgo para estudiar una carrera técnica. Años más tarde sería alumno de la Academia de Bellas Artes de Múnich. En 1860 fue nombrado profesor de la recién fundada Escuela de Arte Grand-Ducal Saxon en Weimar. En 1867 viajó a Madrid, enviado por el conde de Schack, para copiar las obras maestras del Museo del Prado. Su tiempo en España y su admiración por Diego Velázquez fueron la razón por la que decidió especializarse en retratos.
De regreso en Múnich, emprendió una exitosa carrera como retratista de la alta sociedad lo que lo llevó a consagrarse como “artista príncipe" y a obtener la Orden del Mérito de la Corona bávara en 1882. En Retrato de mujer podemos observar detalles representativos del trabajo de Lenbach, como su interés por destacar al modelo centrando la luz en su rostro —permitiendo que se distingan las zonas oscuras de los ojos, las cejas marcadas y el acento de las pestañas—, descuidando el cuerpo y la ropa en el resto de la pintura —dominada por una serie de pinceladas sueltas y libres en la gama de ocres, amarillos y naranjas que le confieren una sensación de movimiento.
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