La cocina de Castilla La-Mancha es de origen humilde, condicionada por un clima seco y caluroso y unos inviernos fríos. Es el resultado de los recursos naturales de la zona y la necesidad de elaborar platos contundentes para soportar las jornadas de labranza y trabajo en el campo. De su huerta son especialmente relevantes productos como las berenjenas de Almagro (Ciudad Real) y el ajo negro de Las Pedroñeras (Cuenca), ambos con sello de calidad. Las hortalizas ven en el pisto uno de sus mayores exponentes gastronómicos, un plato elaborado con tomates, pimientos y calabacín que se sirve tanto caliente como frío.