"Una mañana, antes del día, [...] comenzó a caminar por el antiguo y conocido Campo de Montiel. Y era la verdad que por él caminaba". No deja dudas el autor acerca de la patria comarcal de don Quijote; otra cosa es su aldea, ese lugar de cuyo nombre no quiere acordarse. Poco importa, "respetemos la intencionada ambigüedad cervantina", en palabras de Joaquín González Cuenca.