Retrato romano de Livia

Retrato femenino que representa a una dama de edad madura con la cabeza velada, de labra cuidadosa y fino modelado en todos los detalles, especialmente en torno a la boca, junto a la nariz, cerca de los ojos y cabellos. Destaca por su tratamiento delicado y pulido cuya fina textura ha sido aprovechada para imprimir los efectos de un modelado sensible y de unos contornos precisos. Especial interés ofrece el peinado por su sencillez y desapego al lujoso refinamiento propio de las modas de la época. El pelo se reparte en dos mitades a ambos lados de la cabeza a partir de una raya central y los mechones delanteros cuelgan lacios hacia delante, abiertos sobre la frente en forma de amplia horquilla. Faltan buena parte de la zona alta del cráneo y gran parte de la posterior, con corte oblicuo ensanchándose la pieza hacia abajo. Hay discretos puntos de trépano en lagrimales, nariz y comisuras de los labios. Identificada por algunos autores como Livia, fue la tercera esposa de Augusto y pieza importante de la política de estabilidad de su esposo, pasando a la historia como una mujer manipuladora, pero que facilitaría, fruto de su anterior matrimonio con Tiberio Claudio Nerón, un heredero al programa sucesorio ideado por Augusto.