La Casa Milà, conocida popularmente como La Pedrera, es uno de los edificios donde Gaudí desarrolló su particular estilo lejos de toda etiqueta. El edificio supuso una serie de novedades constructivas como el muro cortina de la fachada, concebido como si fuera una escultura y el pedestal de la imagen de la Virgen que debía coronar el edificio.
Destaca la azotea del edificio, donde los respiraderos y chimeneas se desarrollan siguiendo su geometría reglada. Como en todo edificio de Gaudí, la cubierta se integra en la fachada y los muros. Además, recoge el agua de lluvia y la conduce hacia los desagües de forma que se pueda aprovechar.