A comienzos del siglo XIX España se encontraba muy diezmada de recursos a consecuencia de los continuos conflictos bélicos. Por esta razón el comercio con América y el envío tanto de productos como de caudales era fundamental para asegurar la superviviencia. Por este motivo en septiembre de 1802 el primer ministro Manuel Godoy, le exponía al secretario de Estado de Marina, Domingo Pérez de Grandallana la necesidad de enviar buques de la Armada Española para traer caudales de los virreinatos americanos.
Éste es el documento por el que Godoy le indica a Grandallana «la existencia en Lima de muchos caudales y frutos preciosos para España», y señala la conveniencia de traerlos en «algunos buques de guerra». Una nota marginal puntualiza: «diose cuenta y de resultas se despacharon a Lima las fragatas Clara y Mercedes por caudales».
Este documento, conservado hoy en el Archivo General de la Marina “Álvaro de Bazán” fue clave en la investigación sobre el descubrimiento de la fragata por parte de la empresa norteamericana Odyssey ya que demostraba que efectivamente la Mercedes había participado en esta empresa y que la fragata encontrada por dicha empresa era la perdida en el ataque inglés contra los españoles y, por tanto, patrimonio cultural de España.