La llegada del cristianismo a la actual provincia de Huesca, donde cobra gran importancia la influencia de las entonces pujantes comunidades del norte de África, tiene su reflejo en las tres excepcionales laudas sepulcrales paleocristianas de la segunda mitad del siglo IV procedentes de la necrópolis de Monte Cillas en Coscojuela de Fantova, Somontano de Barbastro, que se exhiben en el Museo de Huesca. En esta lauda se representa al difunto Rufo vestido con túnica, con los brazos elevados y las manos abiertas en actitud orante. Está realizada con la técnica del mosaico (opus tesselatum) y muestra un amplio catálogo de motivos iconográficos vinculados al primer cristianismo: el orante, la hiedra, las palomas y los crismones. La inscripción latina en la mitad superior indica que la lauda fue un encargo de su esposa para adornar el sepulcro.
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